Autor: Santiago Posteguillo
Editorial: Planeta
Páginas: 1200
Año de pubicación: 2011
Género: Novela histórica
Valoración: ★★★★★
18 de septiembre del año 96 d. C. Un plan perfecto. Un día diseñado para escribir la Historia, pero cuando todo sale mal la Historia ya no se escribe…, se improvisa: una guerra civil, las fieras del Coliseo, la guardia pretoriana, traiciones, envenenamientos, delatores y poetas, combates en la arena, ejecuciones sumarísimas, el último discípulo de Cristo, el ascenso y la caída de una dinastía imperial, locura y esperanza, la erupción del Vesubio, un puñado de gladiadores, la amistad inquebrantable, Marco Ulpio Trajano, el mito de las amazonas, una gladiadora, nueve emperadores, treinta y cinco años de la historia de Roma.
18 de septiembre del 96 d. C. Un grupo de gladiadores dispuestos a todo avanza por las alcantarillas de Roma. Nada ni nadie puede detenerlos. Ni siquiera la Historia.
Estamos sin duda ante un libro que me atrevo a calificar de sublime. Los asesinos del emperador es la primera parte de la trilogía de Trajano, la segunda trilogía que escribe el autor, ya conocido en el género por sus novelas de Africanus. Conocido y alabado, y no me extraña porque este señor sabe lo que hace, sabe lo que hace y lo sabe muy bien. La novela tiene como subtitulo "El ascenso de Trajano, el primer emperador hispano de la historia" y de eso va precisamente, de cómo una Roma desesperada acepta como emperador a alguien no ya nacido fuera de Roma, sino ni siquiera en Italia.
La novela comienza con unas cuantas páginas que preceden al punto álgido de la historia y, después, dejándonos en vilo con un perfecto cliffhanger, se retroceden unos 30 años antes para explicar los acontecimientos que se llevan a cabo hasta llegar a ese punto en el que incluso la propia familia del emperador se ha conjurado contra él. Por supuesto no es necesario leerlo de esta manera, existe una guía con la cual seguir el orden cronológico, pero a nivel personal diré que así la lectura resulta mucho más impactante e interesante.
Moneda con el perfil de Domiciano |
Y en esto me gustaría hacer especial hincapié, en la sensibilidad que ha tenido Santiago Posteguillo para conseguir unir ese complejo rompecabezas que es la historia y ponerse en la piel de estas personas que en algún momento respiraron, haciendo un alarde de maestría impecable al presentarnos una versión tan lógica del comportamiento humano social en aquella época, como del individual, consiguiendo así un elenco de personajes con muchísima fuerza, verdaderamente creíbles y apasionantes a partes iguales.
Además, el autor ha tenido un tacto maestro a la hora de recrear los acontecimientos históricos que nos narra, de los cuales me gustaría destacar la anécdota del asedio de Jerusalén, la prueba que el emperador Domiciano le pone a Manio, la suerte que tiene este mismo emperador cuando se desplaza al Rin para aplacar la rebelión de Saturnino y la horrible tortura que ejercen los pretorianos a los implicados en la conjura, pues todos estos hechos podrían parecer fantasiosos, pero van acompañados de un pequeño texto escrito por los historiadores de la época que les dotan de apabullante veracidad.
Mirmillo romano |
Anotación: Se pueden leer unas páginas de la novela aquí.
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